CURIOSIDADES PARA ESTE TIEMPO DE CONFINAMIENTO-
LA MUJER DE LOS PIES DIMINUTOS
Sus pies medían nada. Nada. Lo que es la nada más absoluta en nuestro mundo occidental. Esa nada que abarca toda la extensión de la palabra. Según la definición de Nada sus pies eran la ausencia de algo. Y es que si eran algo, eran algo diminuto. Medían exactamente siete centímetros. Delgados, pequeños y puntiagudos. Como sus pasos, iban encapsulados en esos ZAPATOS con forma de bota ortopédica decorados con grandes flores bordadas a mano con hilos de seda de diferentes colores.
zapatitos de 7 centímetros usados por una mujer china
Acompañaba gentilmente a los turistas por las tortuosas calles sin despegar los ojos del suelo. Desde que era una niña se había acostumbrado a mirar las baldosas. En lugar de verse las puntas de los dedos, memorizaba los adoquines y las figuras geométricas que se dibujaban en los suelos de cada una de las calles.
Daba pasitos cortos, tan cortos que el grupo acelerado de turistas se miraban unos a otros incrédulos de la elegancia de sus movimientos. ¿Cómo algo tan pequeño podía sostener un cuerpo e incluso caminar?.
Intuían que tras ese tintineo, cual figurita de cuerda, había horas, días, años… Una vida entera de aprendizaje y dolor. ¿Habría corrido alguna vez siendo una niña? ¿Sabría lo que es saltar a la comba?…¿Sabría lo que es una comba?….Les parecía una descortesía, una intromisión a su intimidad preguntarle por la destreza de sus andares y un insulto pedirle una foto. Se volvieron sin foto. Con la misma frustración que si se hubieran tropezado con el hombre más alto del mundo y lo hubieran dejado pasar sin inmortalizar la enorme diferencia de centímetros entre ellos.
Contarían que habían encontrado a la mujer con los pies más diminutos del mundo y nadie les creería.- “¿Cómo de diminutos?… -“pues, diminutos…diminutos”. Y a la descripción de la anciana cada uno de los turistas añadía su leyenda… Unos contaban que había nacido en el campo y cuando sus progenitores se percataron de que sus pies no crecían más de un palmo la vendieron a un buscador de “fenómenos de circo”. Compartió caravana durante años con extrañas criaturas como El hombre esqueleto, El hombre con cara de león o Las gemelas siamesas. Otros, la convirtieron en víctima de un terremoto que machacó sus pies por la mitad.- “De niña aprendió a andar con los apéndices mutilados. Andaba con los talones. No tenía más que el dedo gordo y los talones, increíble…”
Ese día, el del encuentro fortuito con la anciana de los pies diminutos, el grupo de turistas bajó tarde a la recepción del hotel. Uno de ellos se encontraba indispuesto y decidieron no separarse. Se perdieron la primera visita. Alguien dijo -“¿Os parecen interesantes las flores de loto?. -No, la verdad no somos muy de botánica.
Mientras, en el céntrico Sichuan Hotel, al lado del Crown Plaza, el guía repartía las entradas al Museo “Loto dorado tres pulgadas” situado en la provincia de Sichuan, al suroeste de China. “Me sobran 5 entradas”- afirmó. Con cuidado las dejó en la recepción a la atención de las habitaciones 235, 120 y 254.
Antes de comenzar la excursión advirtió al grupo; “Vamos a visitar un museo donde se documenta la milenaria tradición China de “PIES DE LOTO”, una práctica arraiga en el país desde el siglo X hasta principios del siglo XX. Consistía en vendar fuertemente los pies de la mujer desde niñas, con el fin de evitar el crecimiento de los mismo”.
FIN DEL RELATO
El tamaño de mis pies determinaría mis probabilidades de contraer un buen matrimonio. Mis diminutos pies sería ofrecidos a mis futuros suegros como prueba de mi disciplina personal y de mi capacidad para soportar los dolores del parto y cualquier desgracia que pudiera sobrevenirme. Mis diminutos pies demostrarían a todo el mundo la obediencia que guardaba en mi familia natal, y sobre todo a mi madre, lo cual también causaría una buena impresión a mi futura suegra. Los zapatos que bordaba simbolizarían para mis futuros suegros mi habilidad para la costura, y por extensión, para el resto de las tareas domésticas. Y aunque en aquella época yo no lo sabía, mis pies serían algo que fascinaría a mi esposo durante los momentos más íntimos y privados entre un hombre y una mujer“. Texto extraído de la novela “El abanico de seda” de la autora Lisa See. Un libro escrito en el año 2015 que tuvo su adaptación cinematográfica años después.
En este pasaje se describe como una de las protagonistas es consciente del valor que en un futuro llegarían a tener sus pies pequeños. Cuanto más pequeños mejor. Durante miles de años, en China, las madres seguían un ritual con sus hijas que comenzaba a los 4 o 5 años de edad.
La historia es impresionante. Según cuenta la leyenda, el emperador Li Yu de la dinastía Tang (618-907) ordenó a su concubina favorita vendarse los pies con citas de seda y bailar sobre una plataforma que tenía esculpida una flor de loto. Sus movimientos se revistieron de una elegancia casi mágica para los hombres. Las bailarinas de palacio no tardaron en empezar a vendar sus pies como símbolo de belleza para ser valoradas por los hombres de la época.
En la época de Confuncio se fomentó la práctica con otra finalidad. En las largas campañas de trabajo donde los hombres se ausentaban de sus casas, se aseguraban entonces los trayectos cortos e incluso inexistentes de sus mujeres. Esta aberrante y dolorosa práctica fue prohibida con la llegada del comunismo en 1911. No fue fácil extinguirla, sobre todo de las recónditas aldeas. El régimen comunista empezó a atacar la costumbre al declararla insana por ir en contra de la modernización del país. En 1957 se le vendaron por última vez los pies a una niña China.
Todavía se conservan fotografías de las mujeres con los pies con grandes deformaciones
Hace unos díez años la fotógrafa Jo Farrell, natural de Hong Kong, recorrió recónditas aldeas de China buscando a las últimas mujeres con “Pies de loto dorado”. En el pueblo Beijiao de la provincia de Fujian, encontró más de 20 ancianas cuyos pies medían entre 7 y 8 cms. Tenían entre los 80 y 90 años. Os recomendamos el artículo del periódico La Gran Época y que miréis las fotografías que testimonian las graves consecuencias que sufrirían estas mujeres el resto de su vida. Pies totalmente deformados y la imposibilidad en muchos casos de caminar unos pocos metros. (http://www.lagranepoca.com/archivo/articles/2007/07/24/976.html)
Anciana enseñando sus diminutos zapatos, más pequeños incluso que la palma de su mano
EL DISEÑADOR ALEXANDER MACQUEEN CAUSÓ REVUELO CON UNOS EXTRAÑOS ZAPATOS
En pleno siglo XXI “Los pies de loto” pasaron al olvido. En la China comunista las mujeres, ya ancianas, no se dejaban ver con facilidad y en occidente la historia de mujeres con pies diminutos sonaba más bien a leyenda. En la primavera de 2010 el diseñador Alexander Macqueen causó un gran revuelo con unos extraños zapatos que presentó en la London Fashion Week. Se fabricaron 21 pares, los que desfilaron en la pasarela de la ciudad del Támesis. Nunca se comercializaron.
LA MAYORÍA DESCONOCE LA TRÁGICA HISTORIA QUE SE ESCONDE DETRÁS DE ESTOS ZAPATOS
Han quedado como una de las piezas icónicas del excéntrico diseñador. Los llamados “armadillo boots” salieron a subasta cinco años después de su muerte. Los beneficios de esta subasta fueron destinados a UNICEF para ayudar a las víctimas del terremoto de Nepal. (Os dejamos un enlace de la revista Harpers Bazaar; http://www.harpersbazaar.es/moda/noticias-moda/zapato-mcqueen-subasta).
La cantante Lady Gaga tiene 3 pares de estos singulares y únicos modelos. ¿Conocerá la dramática historia que hay detrás de los auténticos modelos que inspiraron al diseñador? o pensará que es la única mujer capaz de andar con esos zapatos diminutos…. Nos encantaría preguntárselo.
LADY GAGA se puso para varios videoclips un diseño de DIOR que en realidad imitaba a los zapatitos de las mujeres pies de loto.
Echad un vistazo a este interesante artículo Pies de loto: una tradición que hizo sufrir a las mujeres chinas (debate.com.mx)
Si has llegado hasta aquí; te mereces que te recomendemos un zapato